Fragmentos de un humanista.
Este libro recopila los pensamientos de Héctor Abad, un médico colombiano, defensor de los derechos humanos y una persona que trabajaba por un mejor país. Fue asesinado en Medellín en 1987.
Abad, su hijo que lleva el mismo nombre, reunió todas las hojas de cuaderno de su padre que pasaron casi inadvertidos y así construyó este libro.
Héctor soñaba con un mundo mejor, con una Colombia mejor; con un mundo menos estúpido e injusto, con una Colombia con sus prioridades claras hacia su pueblo: un empleo digno, una vivienda adecuada, transporte, educación, salud, recreación y lo básico para que nadie muriera de hambre o deshidratación. En donde existan solamente aquellas enfermedades que la ciencia de la época no han logrado prevenir, y en donde para estas exista una atención adecuada y suficiente para todos, no solo para los que puedan pagarla.
Él también se preguntaba ¿Cuáles son los determinantes del progreso y de la forma de ser de los pueblos?
Primero: la «raza», por hecho científico los humanos pertenecemos a la misma especie «Homo sapiens», sin embargo, los prejuicios contra determinados colores o rasgos físicos no son biológicos sino producto de una mala educación que nos dan de niños; el racismo es un síntoma de intolerancia, de temor y defensa de lo que es diferente.
Segundo: la cultura, los seres humanos somos producto de nuestra propia sociedad. La religión, lenguaje, costumbres, y valores son los factores que constituyen una cultura. El valor de esta se mide por el tipo de individuos que forma; es necesario que la cultura cambie para que una sociedad pueda avanzar y así evitar el estancamiento o atraso de los pueblos.
Tercero: el clima y el ambiente, aunque influyen en ciertos hábitos condicionados por las categorías climáticas, no determinan las personalidades de las sociedades.
Cuarto: nutrición, está determinada por los alimentos disponibles, el uso de tierras, adelantos científicos y organización social. Una sociedad que garantice la alimentación adecuada para todos estará en camino hacia el progreso. Lo que se come, sobre todo en la infancia afecta en el físico de las personas, pero sobre todo en el tamaño y conformación de su cerebro, lo cual influye sobre su personalidad.
Quinto: la educación, donde en cierta medida, puede cambiar actitudes y modos de ser de las personas y sociedades. El tipo de educación es clave de la transformación, del progreso o estancamiento de un pueblo. Esta no consiste solo en transmitir conocimientos, sino es una actividad permanente de intercambio de nociones y conceptos entre los seres humanos. Una educación cuyo valor máximo sea el mismo ser humano, será la educación más adecuada y que naturalmente servirá más para el progreso y para un modo de ser racional de los pueblos.
Colombia será lo que nosotros queramos que sea. La posición más fácil es aceptarla como es y resignarnos a vivir como lo han hecho nuestros padres y abuelos. ¿Pero será esta fácil resignación una tarea digna de las generaciones actuales?
Nota: Es increíble como este libro permanece atemporal, fueron pensamientos de Héctor en los años 80’s y después de 40 años todavía sus cuestionamientos y deseos siguen aplicando. Seguimos con una Colombia violenta, corrupta y desigual. Sin embargo, este año 2021 con el gobierno de Duque y su reforma tributaria, despertó en ola de indignación en el pueblo colombiano. Espero que nosotros los jóvenes estemos atendiendo al llamado de Abad y crear un cambio social.


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